Sólo son planes

Se acabó julio y llegamos por fin a agosto. Sólo falta una semana para que llegue el Leo y 3 para que me vaya yo. Han pasado justo 3 semanas desde la última vez que escribí. Tres semanas... vaya que artas cosas pueden pasar en ese tiempo.
Volvimos de Pucón el lunes 23 de Julio, luego de una semana de intensa lluvia y hasta nieve al borde del lago. Recordé lo rico que puede ser mojarse y embarrarse subiendo un cerro hasta que la luz se comienza ir y bajar rapidamente para no perderte en la oscuridad en medio de una tormenta. Para luego llegar a casa a cambiarse y tomarse una sopita calentita que te vuelve el alma al cuerpo. O estar sumergido en una piscina de agau caliente mientas sientes la lluvia caer sobre tu cabeza o cualquier parte del cuerpo que saques al aire.
Camino a Santiago nos detuvimos en Linares, de donde es la familia de mi padre. Pasamos a ver a la tía Chabela (una de las hermanas de mi papá) y a su esposo, el tío Emilio. Desde hace años que mi tío se dializaba y hace poco le había descubierto un cancer a los huesos que ya no tenía vuelta. Todo empezó por una gordura excesiva. Era obeso mórbido desde que tengo memoria de él. Nunca quizo ponerse a dieta y se enorgullesía de su guata. Decía que prefería morir a dejar de comer, porque disfrutaba comiendo. La mayor de sus hijas, que ahora es médico, cuando aún estaba en el colegio se fue una vez de la casa peleada con su padre por el tema. Pasamos a verlos sabiendo que ya no le quedaba mucho tiempo y que posiblemente fuera la última vez que lo viéramos. A mi tía se le notaba el cansancio. Creo que nunca la había visto así. Es una persona alegre y fuerte, siempre riéndose y amable con todos, muy cariñosa. Dadas las circunstancias, mientras más pronto muriera sería mejor para todos, pues el cancer de huesos es muy doloroso. Claro que no pensamos que fallecería al día siguiente.
Cuando finalmente estuve sola en mi pieza después de saber la noticia, tras despedir a mi padre y mi abuela que partieron a Linares, sentí que algo pasaba en mi interior. Tenía rabai contra él, por haber hecho sufrir a mi tia y mis primos con su decición de no bajar de peso. Pensaba que era egoista de su parte. Mi tía no podía salir y dejarlo solo, el hace ños ya que no podái salir de Linares y en el útlimo tiempo le tenái que ahcer todo, porque no podía caminar, ni sentarse. Estaba postrado en uan camilla acostado de guata. Cuando los dolores le aumentaban aquellos que lo rodeaban debía escuchar su quejidos. Incluso su nieta de sólo 7 años de edad. Pero una cosa es tenerle rabia a alguien que está vivo y otra a un muerto, no podía seguir teniéndole rabia. Fue entonces cuando una amiga me hizo recordar el que el límite entre uno y el resto es apenas una linea muy difusa. Siempre que tomamos una decición ella influye en los que nos rodean. Entendí así que mi tío en realidad no había sido egoista, sólo se olvidó que uno nunca está sólo. No pensó que con su decición le haría daño a los que amaba.
El jueves fue su funeral y el sábado recién pasado nos juntamos la familia en las termas de quinamavida para acompañar a mi tía y mis primos en el día que hubiera sido el cumpleaños de mi tío. En estas ocaciones se recordó todo lo bueno que tenía "el guatón", como le decían de cariño. Siempre estaba alegre, hechanda tallas y haciendo reir a la gente incluso hasta el final, cuando estaba esperando la muerte. Tenian una increible llegada a los niños. Le gustaba leer y escribir y le enseñó a sus hijos el valor de aprender, de estudiar y de esforzarse para lograr lo que uno quiere. Veniendo de un hogar humilde, mis tres primos han estudiado con becas y trabajando. Era una buena persona, que como todos cometió errores, los que lo llevaron al destino final.
Comprenderan que con todo esto no fuimos a Puerto Velero, asique la vez pasada que fui sí resultó ser la última vez que visitara ese balneario antes de mi partida.