Siguiendo al viento

jueves, noviembre 22, 2007

En el aeropuerto de Albany, esperando el primer avión del itinerario que me llevaría de regreso a Santiago de Chile.

Fui con Mano a comer a Reamer por última vez en el trimestre. Allá me encontré con Peter, Ondrej, Philip, Martina, Karol, Rene, Helen, y Nozomi. Helen se vuelve a Inglaterra, pues solo vino de intercambio por 1 trimestre y estaba triste, no quiere volver. Probablemente nunca la vuelva a ver. No ha sido de mis más cercanos acá, así que pasará a ser parte de ese enorme grupo de personas que he conocido, que se han cruzado por mi vida, hemos compartido algo y luego cada uno sigue su rumbo. De vez en cuando aparecerá en mi memoria dentro de algún recuerdo de Union y quizás a ella le pase lo mismo. Katerin también se va de Union, pero su programa sigue con una estadía de 3 meses en Nueva York y luego vuelve a Alemana, así que probablemente la vea en algún minuto durante el próximo trimestre. Dos nuevos chicos llegarán a la casa y seremos 8 (9 con Di y 10 con Jazmín) viviendo en language house A, a la vuelta del winter-break que para mí será vacaciones de verano. Así que, se puede decir que se termina una etapa, la primera de mi estadía en Union. Mi segundo viaje a los Estados Unidos llega a su fin.
Me despedí de los chicos en el comedor. Luego fui a al departamento de lenguas modernas a ver si estaban Maritza y Pilar, sólo estaba Pilar quien se va a España como guía de un grupo de alumnos que van de intercambio y luego se tomará sabático. No dará más clases durante el resto de mi estadía en Union. Salí de la oficina de Pilar y afuera del departamento de lenguas modernas me encontré con Ryan y Miles. Miles es del club de español y es uno de los alumnos que se van con Pilar a España. Me despedí de ellos también y me fui a casa. En el comedor Ondrej me dijo que parecía que el auto había desaparecido, porque Tomas le dijo que no estaba donde lo habían dejado. Pavel me iba a ir a dejar en ese auto al aeropuerto, así que si no aparecía el auto tenía que llamar a un taxi. Llegando a casa llamé a Ondrej y resulto ser todo un falsa alarma. A los pocos minutos llegó Pavel a buscarme. Bajamos el equipaje, me despedí de la gente de la casa y partí con la sensación de dejar un hogar para ir a otro.