Siguiendo al viento

domingo, marzo 11, 2007

Última visita la playa de Virginia Beach

Como anteayer (viernes 9) tenía el día libre, decidí ir a la playa para despejarme y aprovechar de comprar los regalos que me faltaban. Tomé el bus de las 2:50 y me bajé en Pacífic con la 19. En este país solo hay algunas calles principales con nombre especiales y el resto está enumerada. Así después de la 19 viene la 20 de ahí la 21 y así sigue. No será muy creativo pero es bastante útil para ubicarse. Fui a Atlanta que es la calle más cercana a la playa y desde ahí comencé a bajar las calles vitriniando. Compré algunos regalos y cuando me cansé bajé a la playa. Estaba cerca del muelle así que le saqué unas fotos y comencé a devolverme por la playa. Me acordé que todavía no le había sacado una foto a la estatua del rey del mar. Desde llegué a Virginia Beach y estuve alojada en la playa por una noche con el Leo que quería sacarle una foto, pero cada vez que iba la playa pasaba algo y no la alcanzaba a sacar. Decidí que no podía pasar de esta vez, así que me encaminé hacia allá. Me salí de la playa y caminé por el paseo que hay al borde de ella. Después de sacarle fotos a los pescados y cangrejos gigante, junto con la sirena, veo a Poseidón a lo lejos. La enorme e imponente estatua. Voy a sacarle una foto desde lejos, cuando la pantalla de la cámara se pone azul y sale en letras amarillas “¡pilas descargadas!”, después de lo cual se apaga. Esto no puede estar pasando, que onda, en verdad parece que algo no quiere que le saque una foto a la bendito estatua. Sigo caminando en dirección a la estatua porque por lo menos la volvería a ver de cerca. Entonces veo a un grupo de 4 chiquillas que se estaban sacando fotos en la estatua y se me ocurre la solución. Me acerco a ellas, les explico que se me acabaron las pilas y les pido si me pueden prestar las suyas. Acceden y luego les pido que me tomen una foto. Finalmente tuve un testimonio de que estuve al lado del dios del mar. Salgo del paseo y vuelvo a Atlantic. Ahora estaba en la calle 30, así que comienzo a bajar vitriniando y comprando los regalos que me faltaban. Se fue al luz del sol e inmediatamente se empezó a armar ambiente de noche, de carrete. Los barres y clubes abrieron y aparecieron los jóvenes. Terminé de compra los regalos que me faltaban y tomé el bus de vuelta. Me bajé del bus en el Farm Fresh, para comprar algo. Mi única alimentación del día había sido 1 café con 1 dona y una mini empanadita de manzana a lo cual le llaman pai de manzana acá. Del supermercado me fui a la casa donde me esperaba la Val quien me dice “te tengo una buena y mala noticia”. Entonces me cuenta que había llamado Otec y que no nos pueden quitar la visa, que nos habían estado mintiendo, pues nosotros no teníamos un contrato, sólo una oferta de trabajo. Otec no trabajo con contratos y lo único que teníamos que hacer si nos queríamos ir era avizar 2 seman antes, cosa que habíamos hecho . Nunca necesitmaso la autorización de nadie. La Val se puso a revizar en internet, y lo que nos dijo la Jocelyn (una de las encargadas del programa Work and Travel de Otec) era cierto. Ya había perdido el vuelo, pero me podía ir al día siguiente si quería. Sólo debíamos ir a Hardee's a entregar una carta donde decíamos por escrito que nos íbamos después de haber avizado 2 semanas antes. Asique arreglé todo para partir al día siguiente a Schenectady, después de entregar la carta. Esa era entonces nuestra última noche todos juntos en nuestro hogar. La familia se dispersaba al día siguiente, pues la Val y Álvaro se irían a Washington, para luego seguir a Nueva York y sólo volverían para tomar el avión de vuelta a Chile. La Vale seguía trabajando hasta el 19 y se quedaría en Virginia Beach hasta el 24. Estaría sola por unos días en la casa, claro que tiene una pareja acá que la hará compañía. Siendo nuestra última noche juntos como familia, nos quedamos hasta cerca de las 4 de la maña hueviando. Hicimos la carta, yo hice mis maletas, los chiquillos planificaron su viaje y de alguan forma a ninguno nos daba sueño. Había emoción, nostalgio, alegría y pena, todo en una. Una etapa de nuestras vida estaba llegando a su fin y muchos sentimientos se mezclaban. Mi última noche en Virginia. Cuando llegó Alvarito de la pega pensamso en ir a compar algo para toamr y celebrar, pero ya eran las 12 y esa es la hora en que se deja de vender alcohol acá. Filo, no hubo alcohol ni fiesta de despedia, solo los 4 como hueviando como siempre. Era la perfecta última noche, una despedida íntima, solo para al familia.