Siguiendo al viento

viernes, febrero 23, 2007

Segunda parte: la estadía en Schenectady

Supuestamente el miércoles tenía la reunión con Maritza Osuna, la encargada de este momento de la beca para ser ayudante de español Union College. Debido a la tormenta no pude llegar, sin embagro a ella también se le habaí aparecido ciertos incovenientes para la hora fijada, asique no tuvo problema en recibirme el viernes. Cuando llegué a su oficina tuve que esperarlaunos minutos, letal esperar, porque me empecé a poner nerviosa. Con todo lo ocurrido había logrado no pensar en esa reunión y así evitar los nervios, pero allí apareció todo. Sentí que el principio fue lento, pero que finalemtne logramso tener una buena conversación. Me dio gusto conversar con alguien que enseña lengua sabiendo poniendo el incapié en que es mucho más que una lengua, es toda la cultura lo que está en ella y que es imposible entender y usar bien una lengua si no se aprende sobre la cultura. El ver a alguien con esa visión fue reanimante. Espero haberle causado una beuna impresión. Solo unos minutos después de la sitada reunión conocí a la profesora con la que esta trabjando el Leo este semestre, otra de las personas que vota para elegir al ayudante de español del próximo año. Me cayó bien y creo haberle dejado una buena impresión. Ahora si que si, solo queda esperar hasta abril, cuando me debieran dar los resusltado.
La universidad me encantó. El lugar es precioso, por lo menos bajo nieve y parece serlo también sin nieve. a la salida de la casa donde está viveindo el Leo
en un patio entremedio de edificios de Union
el jardín favorito del Leo
Las comidas son buffés donde puedes elegir entre muchas ensaladas, pedir sandwisches con lo que quieras, comer frutas, comer helado, tomar sopas, y elegir entre distintos platos de comidas. Yo estaba feliz, hace mucho que no comía tan bien.
El viernes en la noche fuimos a ver una obra de teatro dirigida por la mexicana amiga del Leo. "The vagina Monologues" (los monologos de la vagina) se llamaba la obra. Encontré que la obra er abuena, pero no así al puesta en escena. Habían actrices muy malas y otras relavitamente buenas. Ninguna excelente. A pesar de ello se podía apreciar lo bueno del guión. Sabía que era una obra muy renombrada y pro lo mismo no estaba segura si me hiba agustar o no y de heco em sorprendió que fuera tan buena. Muchas veces pasa que estas obras se vuelven famosas por la temática feminista y no por que sean realment buenas. Asique me llevé una beuan sorpresa. El sábado en la noche había una fiesta formal con, máscarasy después la fiesta de cumpelaños del Leo, corrida debido a la dichosa tormenta. Para poder ir a la primera fiesta partimos al Mall de Albany a buscar vestimetna apropiada. hace tiempoq eu el Lleo me quería regalar un vestido y ahce tiempo que yo quería uno rojo. Finalmente se cumplieron ambas. Eso sí, el Leo quería una camisa roja que no pudimos encontrar, aunque literalmente recorrimos todo el mall.
Cuando llegamos a la primera fiesta no había mucha gente y los que habían bailaban cuaticamente, como bailes de salón, aunque fuera música común y corriente. Primero pensé que era yo la que no estaba acostubrada, pero el Leo también lo encontró raro y después lo comentamos con otras personas y fuimos dandonos cuenta de que no eramos los únicos extrañados. De a poco fue llegando más gente y algunos empezaron a bailar de formas a als que yo estaba acostumbrada. Claro que cuando la pista de baile se llenaba era cuando sonaban bailes que tenían correografía prehechas. Eso me sorprendió. Realmente se ponían en filas y empezaban todos a hacer la coreografía, tal como pasa en los musicales. Yo que pensé que eso solo ocurría en las películas, claro que en la vida real no son tan coordinados. En una tocaron la macarena y fueron todos ala pista de baile a hacer la coreografía, que es lo más fácil del mundo, pero hiban a destiempo. Eso ya era el colmo para mi. ¡Como nadie se daba cuenta! Bailamos, comimos, tomamos y partimos a la casa, pues debíamos recibir a los invitados en la otra fiesta. Cuando llegamos estaba Juan, un chileno que ha vivido casi toda su vida en USA, y unos amigos de él. También estaba la Mexica. A ambos personajes los había conocido previamente. Amina, la compañera de casa francesa del Leo, se había ido a cambair, pero luegoa apareción al tiempo que llegaba su amiga (de quien no me acuerdo el nombre, comprenderán que me tiraron una tonelada de nombres por esos días). Al rato se fue el chileno con sus amigos y las fiesta parecía no tomar fuerza. Sin embargo, comenzaron a gotear personas y derrepente se armó el carrete. Me sorprendió que cuando mejor lo pasé fue cuando estabamos los latinos hueviando: una argentina, la mexicana, un colombiano y nosotros 2. Después de todo, parece que en verdad tenemos algo en común que nos distingue y nos une.
Así se pasaron los días. El domingo ya debía volver a Virginia Beach y la verdad es que no tenía muchas ganas de regresar, pero el trabajo me esperaba. Ya había falatado 2 días producto de los imprevistos y por lo menos me había tomado unas breves vacaciones de ese lugar. Un respiro que me daba ánimo para terminar mi tarea. Sin embargo, como ya les anuncié, la aventura no había terminado aún.