Siguiendo al viento

jueves, febrero 01, 2007

segunda parte

Llegamos al alberge. El señor que nos atendió no er amuy amable. Pedían pasaportes y ni yo ni el Leo habíamos llevado (porque se supone que no hay que andarlos trayendo), pero como el resto tenía nos hiban a dejar pasar igual. No habían piezas mixts, asique hibamos a quedar separados. El resfrío que traía de Virginia Beach, comenzó a agudizarse con el frío tomaod en la mañana. El cajero que había en el lugar no le dejaba al Leo sacar la plata para pagar el alojamiento. Como no me snetía bien pensé que lo más probable era que no saliera y me hiba aquedar sola en la pieza. La acumulación de sucesos negativos nos hizo decidir (al Leo y a mi) irnos a alojar a donde él había dormido la noche anterior. El resto de los chiquillos se quedaron allí, asique nos pusimos de acuerdo para juntarnos a la mañana siguiente e ir a recorrer el central park.
Emprendimos la caminata hacia el metro y en el camino nos topamos con uan sucursal del banco del Leo, asi quepude entrar a ver que pasaba con su tarjeta. Primer indicio de que habíamos tomado al decición correcta. En el banco escucho a unas minas habalr en español, me doy vuelta amirarlas y ella sobviamente cacharon que yo entendí el idioma, asique nos presentamso mutuamente. Resultaban ser unas españolas que estaban por un programa similar trabajando de babysiter. Estaban con la jefa de una de ellas en el lugar, asique tambíen hablé un poco con la señora. Ellas salieron y a los pocos minutos después salimos nosotros. Llegamos a la estación de metro e intentamos pasar los 2 con el boleto por el día que el Leo había comprado en la mañana. Pasé yo primero y luego al Leo no lo dejó pasar, pero justo estaba la jefa de la española quien ocupó uno de sus boletos para que el Leo entrara. Llegó el metro ellas se subieorn, pero nosotros no alcanzamos pues debíamos ver bien en que dirección teníamos que ir. Cuando el metro partí el Leo me dice: "eso no es algo que ocurra amenudo aquí" y así continuaba nuestra racha de buena suerte. Como si todo esto fuera poco, la estación donde debiamos hacer transbordo resultó ser justo donde el Leo debía validar su pasaje de vuelta, asique fuimos a hacer eso. Como habíamso cachado que el boleto no se podái ocupar al tiro de nuevo, decidimos hacer la prueba de esperar un rato y de ahí ocuparlo de nuevo. Pasé yo primero de nuevo y mientras esperamso el Leo fue a preguntar si los boletos servía por el día o por 24 horas, pues había comprado otro el día anterior que quizas aún le servía. No fue así, el boleto sirve por el día, no por 24 horas. Sin embargo, una señora que lo escuchó habalr le preguntó si quería pasar y cuando él le contestó que si ella ocupó su tarjeta para hacerlo entrar al metro. Ya no cabía duda, irnos de ese lugar era lo mejor que podíamos hacer.
Llegamos al alberge y el tipo de la recepción nos cobró más barato, como si todavía quedaran dudas. Nos instalamos y el Leo me mostró el lugar. Había una sala de estar con mesitas y sillas, televisor, computadore, un sofá, un microondas y un resfrigerador y una mesa de pool. Tras ver eso decidimos ir a comprar algo para comer y tomar y disfrutar de esa pieza. Llegamos a una botillería y el señor que atendía nos empesó a habalr en español, pues era hijo de latinos. Luego fuimos a un lugar que quedaba al frente de la botillería a ver algo apra comer. A los pocos minutos llega el señor de la botillería y le empieza a habalr en español a la gente del local. Pro esas casualidades del destino caimso en un barrio de latinos, lo cual hizo que nos trataran super bien. Con todo esto, hasta comencé a sentirme mejor. Es sorprendente como una pequeña desición puede hacer que toco cambien y un dái malo se vuelva bueno. Hay veces que la vida te sonríe