Siguiendo al viento

viernes, enero 12, 2007

Tras el día libre, un día de locos

El miércoles entré a trabajar a las 11. Volvía la trabajo después de 2 días libres, porque también el lunes lo tuve libre. Me pusieron a atender los pedidos de los autos. Les da con tirarme allá, que es lo que menos me gusta, porque es lo más complicado y lo más ocupado, osea es donde más se trabaja. Pero no sólo me pusieron allí, sino que además dentro de las horas pick se hechó a perder el computador de la caja donde yo estaba. Fue una locura, más de lo que es naturalmente. Pasamos el caos y el resto del día de trabajao fue relativamente calmado.
Terminé de trabajar y me fui a cambiar de ropa al baño, porque el uniforme es apestoso. Ocupamos unos jeans no elasticados, azul oscuro, hasta la cintura y cerrados abajo; junto con una polera color café verdoso o verde cafesoso, osea color caca. Es horrible y además está pasado a olor a comida, asique me sinto incómoda llendo así por la calle, por eso mejor me cambio. Cuando salí de la caseta del baño una señora me pregunta si se a que hora pasa el bus. Busqué mi horario del bus y le dije. Después de eso empezó a contarme sus dramas, así porque sí, sin que yo le dijera nada más. Estaba tan deseperada la pobre señora que empezó a hablar y hablar, cada vez más rápido y temblaba un poco. No le entendía todo lo que decía pero me dio pena asique la escuché no más. Resultaba tyener un hijo de 40 años que tenía a una chica de 15 o 16 años de pareja que estaban viviendo en un hotel ahora y la chica la trataba como si fuera la mamá de la señora. También tenía una hija que estaba peleada con el hijo y no se si el hijo o la hija habían tratado de vender la van de ella, porque necesitaban la plata y ella se había reusado y había peleado con ellos. Se estaba quedando con el hijo en el hotel y no quería volver allá, no sabía que hacer. Finalmente terminó pidiéndome que rezara con ella y se despidió con un abrazo muy fuerte y muy efusivo, cosa que la gente no suele hacer acá.
Partí después a comprar una tarjeta de llamado al lugar que hay frente al Days inn, el hotel donde estuvimos viviendo durante las 2 semanas que no teníamos hogar. Había buscado en los locales que están en el camino de la casa a la pega y la única que encontré fue la del 7 y eleven que no resultó ser conveniente, asique fui a comprar la que había comprado antes que sí lo era. Nuevamente hacía muco frío, ya me había congelado al esperar el bus asique para acortar camino pensé en irme por la linea del tren. Comencé a ir en esa dirección pero me acordé que hay que cruzar un río por un puente que tiene los tablones bastante separados y donde probablmente no hubiera luz, era muy peligroso por lo que desistí. Me metí entonces por la callé a la que llegé que resultó terminar en un condominio, asique me tuve que devolver. Por acortar camino terminé demorandome más. Decidí mirar el horairo del bus para ver si pasaba luego y me hiba en bus mejor, en efecto hiaba pasar luego asíque partí al paradero. Esperé un rato y el bus no venía. Me estaba congelando de frío, parada allí por lo que decidí caminar mejor. El frío no se me pasaba, asique empecé a trotar siguiendo la técnica descubierta el día anterior y en efecto se me pasó el frío. Ya estaba llegando a la casa cuando sentí que se había caido algo y miré la bolsa del Hardee's donde traía mi comida. En hardee's nos dan 1 comida gratis y la había pedido para llevar. La bolsa estaba rota en la parte donde la caja del sandwish se abre y la mitad de arriba se había caido. Esto pasó justo en la mitad de una calle que estaba cruzando, no podía ser de otra forma. Había pedido un sandwich de pollo asado para probarlo y la parte que se calló se llevó el pollo. Sólo me quedó una mitad de pan con lechuga. Por lo menos el pan era rico, era negro y a mi me gusta el pan negro. No había comido pan negro desde que salí de Chile. Me comí lo que quedó, arugué bien la bolsa con la caja y segui trotando hasta llegar a casa. Entré y lo primero que hice fue decirle a la Val y la Vale "¡vaya día!" y les conté todo.