Siguiendo al viento

miércoles, mayo 02, 2007

Fin de semana de termas

La semana que pasó estuve trabajando y medio enferma, lo que no me dejó tiempo para escribir. El fin de semana me fui al sur con mi familia a descanzar, pero donde estaba no tenía internet, asique tampoco pude escribir aquí. Fuimos a Pucón, en realidad el departamento está entre pucón y Villarrica a la orilla del lago, pero más cerca de Pucón. Nos fuimos el viernes en la noche y llegamos el sábado de madrugada. Como había dormido en el viaje, me costó quedarme dormida cuando llegamos allá. El desvelo, sin embargo, surgió efecto y se me ocurrieron 2 ideas de poesía. Desdde las vacaciones de invierno del año pasado que noe scribí poesía, estaba en época de sequpia, lo q1ue me tenía un poco preocupada al verdad. No quice escribir los poemas al tiro proque ya empezaba a amanecer y si prendía la luz y me sentaba a escribir no dormiría más y necesitaba descsanzar, después de todo esa fue la razón por la que decidí ir. La idea era ir a termas y exáctamente eso hicimos. El sábado partimos a las termas de San Luis, que no las conocíamos. En el camino terminé para allá terminé de escribir el primer poema. Era tan hermosas como cualqueir terma del sector, porque la región de los lagos es hermosa. Cerros, rios, lagos, bosques (algunos aún vírgenes), volcanes, cascadas, aguas termales y mar. Como es de esperarse, las térmas estaban entremedio de cerros cubiertos de vegetación. Nos metimos a la piscina techada, que estaba en una curto de vidrio, es decir, se veía todo para fuera. Al oscurreserse un ambiente fantasmal nos envolvió. El contacto del agua caliente con el aire helado produjo una neblina tal, que solo podía ver a quien tenías muy cerca. A lo lejos destacaban unos foroles que habpain en las paredes del lugar. En un minuto mi padre me dijo que le recordaba a las películas de mafiosos, porque en un lugar así estaría el jefe perdido entre la neblina relajándose después de la acción del día. De ahí fuimos a comer a un restorán al que vamos siempre. Es de eso lugares con comida no tan elabora, sino más bien casera, donde el pan amasado, las sopaipillas y el pebre no faltan. Milagrosamente nos fuimos a la cama temprano, lo que me permitió empezar a leer el primer libro de Harry Potter, que ya hace unas semanas que me esperaba. Desidí que era un buen libro para leer en inglés y era parte de mi lista de pendientes.
El domingo fuimos a las térmas geométricas que quedan cerca de Coñaripe, asique salimos a Villarica y de allí seguimos a Licanray, donde nos detuvimos a almorzar. Comimos en Becker, un restorán frente al lago y cérca de la península propiedad de un señor nacido y criado en el lugar. Como no había mucha gente él mismo nos atendió. Las mesas las había hecho él mismo con una madera que hizo sacar del fondo del lago, material que estuvo por años sumergido. Aún le quedan trozos con los que hace muebles a encargo. Parece que mis padres le van a mandar a hacer una mesa. Seguimos rumbo a coñaripe y de ahí tomamos un camino de tierra que entre bosques subía los cerros hasta llegar a la quebrada donde están hubicadas las termas. Mis familia ya había ido, en las vacaciones de invierno, pero yo no había podido ir. En esa ocación les nevó y fue toda una aventura. Ahora me llevaron a mi. El lugar es maravilloso. A ambos bordes del río hay piscinas hechas en piedra, las cuales topan con las murallas de los cerros. El camino está hehco en alto para que pase el río por abajo y llega hasta un salto de agua. Cuando se oscurece prenden unas velas a borde de las piscinas, en los camarines y en el camino. Los camarines son unas casetas de madera llenas de hoyos por donde se te caen las cosas y tienen pasto plantado en el techo. Después de vestirnos pasamos a la cafetería a tomarnos un chocolate caliente con un trozo de kuchen. La cafetería tiene un mesó con 4 sillas, donde te sirven la comida. Del mesón hacia un lado está la cocina y para el otro lado hay un fogón con unos banquitos al rededor, esa parte culmina en un enorme ventanal que da a la quebrada. El solo estar en ese lugar te relaja.
El lunes era nuestro último día, pues el martes temprano partiríamos de regreso a Santiago. No queríamos entrar de noche porque podían haber disturbios. Mi padre debía ver algunas cosas en el condominio, porque ahora es el presidente del directorio y mi madre debía estar hubicable el lunes por si había cualquiuer problema en la oficina, pues era el día enque se pagan las imposiciones. Asique nos quedamos en la casa durante la mañana y después de almuerzo (es decir, a eso de las 5 de la tarde) fuimos a las termas del Huife. Esas ya las conocíamos, habíamos ido en las vacaciones de invierno del año pasado. Tienen una piscina hidroterapéutica con chorros para todas als partes del cuerpo y un sector con corriente. Está techada por una carpa, pero no tiene parede, por lo cual si miras para el lado puedes ver los árboles que la rodea y en la noche desde algunas partes alcanzas a ver las estrellas en el cielo. Como ven, cada una de las termas tenía su gracias. La mañana la aproveché para escribir el otro poema y hacer algo de ejercicio. A la noche fuimos a comer a otro restorán al que mi padre había ido antes y dijo que era bueno. El lugar estaba adornado con puras cosas típicas chilenas: monturas, herraduras, joyas mapuches, etc. y de fondo se escuchaba música chilena. La comida era a base de coosas típicas de Chile pero preparadas de forma especial. Yo comí una trucha blanca a la parrilla con risoto de trigo de mote. Mi madre también comió trucha a la parrilla pero con quínoa, mi padre pidió ciervo al palo y a mi hermana le dieron albóndigas caseras con puré. Así terminaba nuestro fin de semana de relajo.
Al día siguiente amaneció lloviendo, era el día de nuestra partida. Entremedio de la lluvia emprendimos el regreso a casa.